Fan Ho (1931-2016) empezó en la fotografía de una forma más que curiosa: a consecuencia de una enfermedad. En 1949, cuando contaba apenas 18 años, Fan Ho y su familia se mudaron de su Shanghay natal a Hong Kong. Acababa de empezar a estudiar literatura inglesa y china en la universidad cuando comenzó a sufrir terribles dolores de cabeza. Tras consultar sin demasiado éxito con varios médicos, uno de ellos le dijo que los dolores se debían a que probablemente estaba trabajando demasiado duro en sus estudios y que probara a salir a pasear para relajarse.
Fan Ho retrata obsesivamente las calles de Hong Kong, pero lo hace con una mirada muy personal, mucho más cercana a la mirada occidental que a la de los fotógrafos asiáticos. No en vano, Ho estaba fascinado por el trabajo de Henri Cartier-Bresson. Jamás pensó en aquellos primeros años que él mismo pasaría a la historia como «el Henri Cartier-Bresson chino», denominación ante la que siempre se mostró abrumado.
… Siempre he creído que cualquier obra de arte debe surgir de sentimientos y entendimientos genuinos … No trabajé con ningún sentido de propósito. Como artista, solo buscaba expresarme. Lo hice para compartir mis sentimientos con la audiencia. Necesito ser tocado emocionalmente para llegar a obras significativas. Cuando el trabajo resuena con la audiencia, es una satisfacción que el dinero no puede comprar. Mi propósito es simple: trato de no desperdiciar el tiempo de mi audiencia.
Fan Ho fue miembro de la Photographic Society of America, de la Royal Photographic Society y de la Royal Society of Arts de Inglaterra y miembro honorario de las Sociedades Fotográficas de Singapur, Argentina, Brasil, Alemania, Francia, Italia y Bélgica. Murió en San José, California el 19 de junio de 2016 de neumonía a la edad de 78 años.
Fantasía y realismo a través de
la fotografía de Marcel Van Luit
Artista holandés tiene la capacidad de crear increíbles mundos fantásticos en los que no nos importa saber que no existen porque, a menudo, soñar es necesario. Marcel nos demuestra su Fantasía y realismo a través de la fotografía.
Marcel cayó enfermo y le diagnosticaron GBS (Síndrome de Guillain-Barré), una enfermedad muy rara que le llevó a estar, durante mucho tiempo, completamente paralizado. Después de varios meses en el hospital fue trasladado a un centro de rehabilitación y no volvió a su casa hasta un año después.
Cuando aún seguía en silla de ruedas pero por fin la parte superior de su cuerpo empezaba a funcionar, empezó a buscar un pasatiempo que le obligara a ejercitar sus dedos y manos.
Cada vez que su hijo le visitaba, tomaba todas las fotos suyas que podía, no podía llevarle a ninguna parte así que en un momento dado comenzó a reproducir mundos de ensueño para crear las aventuras que no podían vivir físicamente; así es como empezó todo.
Marcel descubrió un nuevo talento y una pasión que fue desarrollando hasta conseguir este juego tan característico de su obra entre luz y oscuridad y su realismo fantástico. Y de ahí, a contar con cerca de 200.000 seguidores en Instagram y a exponer en ciudades como París, Miami, Brasil, Amsterdam, entre otras, estas maravillosas fotografías que nos invitan a perdernos en otros mundos y a seguir creyendo que todo es posible.
La artífice de este trabajo es Adriana Duque, una artista colombiana que ha nutrido su talento y mirada en varias ciudades a lo largo de su formación como artista. Increíbles Las fotografías barrocas de Adriana Duque
Además Desde 2001, la obra fotográfica de Adriana Duque empieza a construirse, las primeras imágenes
ya evidencian su obsesión por la infancia, la infancia como una fase inacabada y permanentemente poseída
por los ambiguos personajes de los cuentos de hadas y por elementos familiares íntimamente vinculados con el ámbito rural.
Con Ricitos de Oro (2003), su primera obra de la serie De Cuento en Cuento la artista logra concretar un espacio múltiple,
híbrido e inquietante en el que los personajes arquetípicos del cuento (Los tres osos y la pequeña niña rubia) son re-interpretados.
Así, en su versión fotográfica, Adriana Duque compone un instante de “desajuste”, una imagen que a primera vista pareciera tratarse de un colorido retrato familiar, pero que , en el trasfondo, aborda de manera sutil el complejo tema de las brechas sociales.
Desde 1998 hasta la fecha, Adriana ha seguido un continuo proceso de creación, en una búsqueda constante de soluciones visuales que logren situar siempre la realidad en un terreno “movedizo” e inaprensible. A continuación Las fotografías barrocas de Adriana Duque
Autorretrato de Cómo es vivir con la depresión expresada través de la fotografía
Luciana Rodríguez, también conocida como ‘Anemites’, es una talentosa fotógrafa autodidacta y
diseñadora freelance con sede en Córdoba, Argentina, que ha creado una magnífica y reveladora serie de
autorretratos surrealistas, los cuales nos muestran cómo es vivir con la depresión. Gran parte de su trabajo
se centra en autorretratos que combinan lo físico y lo emocional. Es por eso, que estas composiciones se esfuerzan por expresar la belleza en los aspectos oscuros y dolorosos de la vida demostrándolo en autorretrato de cómo es vivir con la depresión a través de la fotografía.
Luciana dice:
“Estoy interesada en la conexión con el público, muestran que estos sentimientos son universales y que nadie está solo en contra de ellos, ni siquiera en los momentos más oscuros. Me esfuerzo para crear obras que trascienden la realidad que todos vemos, a una realidad que todos podemos sentir profundamente.”
Esta serie de autorretratos conceptuales, son el resultado de una exploración cuasi-psicológica de un juego, a través del método catártico, en la búsqueda de la purificación emocional, física, mental y espiritual. Es un viaje en un torbellino intenso y oscuro, tal vez en busca de compasión o de empatía.
Fotografías surrealistas y melancólicas de Gabriel Isak
Fotografías surrealistas y melancólicas. El arte de Gabriel Isak implica escenas surrealistas y melancólicas donde invita al espectador a interactuar con el mundo interior de figuras solitarias que simbolizan nuestros propios estados inconscientes. Utiliza la fotografía como medio para dibujar y además
pintar imágenes surrealistas, minimalistas y gráficas en su estética, ricas en simbolismo y emoción, centrándose en temas inspirados
en la psicología humana, los sueños y el romanticismo, así como sus propias experiencias, especialmente los años que pasó. a través de la depresión.
El trabajo de Isak es una meditación serena y melancólica que calma el caos de la vida y se transforma en un viaje introspectivo
que cuestiona las profundidades de la existencia. El objetivo del arte de Gabriel Isak es iluminar las experiencias del ser
y los estados mentales que trae consigo. Sus sujetos son anónimos con el más mínimo destello de conciencia.
En 2014, Gabriel consiguió ver la luz, recuperar la ilusión perdida después de una gran depresión logrando retomar no
solamente su formación y trabajo, sino también su vida. La misma que en estos procesos parece quedarse suspendida
en el tiempo y que no vamos a recuperar nunca. Sin darse cuenta, y sin buscarlo, Isak empezó a dejar constancia a través
de sus imágenes de las emociones, los pensamientos y todo lo vivido durante esos duros años.
De esta forma su trabajo se ha convertido en una especie de terapia que intenta hacer extensiva al resto de personas
que puedan necesitarla. Busca ayudar a otros a reflexionar sobre su propio viaje a través de la interacción con el mundo interno que muestra sus fotografías.